1. Planteamiento inicial.

El Proyecto Vein21uno surge en el curso 14-15 a raíz de la presencia de dos circunstancias desencadenantes:

Por un lado, el creciente interés de la Compañía de Jesús de generar movimientos en sus centros encaminados a discernir nuestro modo de ser y estar en el mundo, para adaptar nuestra identidad ignaciana a las necesidades educativas de la sociedad de hoy. Así, no es tanto una invitación al cambio por el cambio, sino a la actualización de nuestros modelos educativos desde un proceso deliberado y planificado de participación comunitaria. Además, este nuevo planteamiento debía continuar impregnado de los principios propios de la pedagogía y tradición ignaciana, y estar sólidamente fundamentado en la teoría, investigación y práctica educativas.

Y, por otro lado, la creciente inquietud por parte de educadores, maestros y profesores acerca de los procesos de innovación en las escuelas. Las nuevas demandas de los alumnos, de las familias y de la propia sociedad “no cabían” en un modelo educativo tradicional. Y es que no bastaba con cambiar los medios para mejorar nuestra escuela, era necesario actualizar también los fines. 

Así, el Equipo Directivo del colegio dio el paso hacia el inicio de esta nueva andadura. Se comenzó a diseñar el camino para desarrollar este nuevo desafío. Nada debía quedar al azar. Las distintas etapas del recorrido comenzaron a definirse, y el Colegio Inmaculada volvía a replantearse, nuevamente, su “espacio en las fronteras”.

 

  1. Justificación del Proyecto.

En primer lugar era necesario constatar que el cambio educativo en nuestro colegio disponía de motivos de peso para llevarse a cabo. Nuestro centro seguía manteniendo el éxito y prestigio social que desde hace 60 años venía mostrando, pero como centro de la Compañía de Jesús no podíamos quedarnos anclados en los logros del pasado. Así, el Equipo Directivo inició un proceso de reflexión y análisis de la realidad de nuestro centro, de sus fortalezas y debilidades, así como de las respuestas educativas que actualmente estábamos ofreciendo.

Todo ello dio lugar a la publicación del documento “Justificación del Proyecto”, el cual pretende establecer los principales argumentos y evidencias que dan pie a que Vein21uno comience a andar. Éste, sin querer ofrecer una visión detallada de las necesidades educativas de hoy, sí pretende establecer algunas de las constataciones más evidentes que, a la luz de nuestra experiencia como docentes, deben tener una mayor consideración en la búsqueda de un modelo de escuela.

 

  1. Participación de la comunidad educativa: Un colegio por soñar.

Un segundo paso hacia la construcción de esta nueva escuela consistía en la participación de TODOS los miembros de la comunidad educativa en la que denominamos “fase del sueño”. Partíamos de la premisa de que sólo con la participación de todos los agentes educativos podríamos garantizar el éxito de este proyecto, no sólo por la necesaria visión de los profesionales, sino también de aquellos con los que colaboramos en su tarea educadora: alumnos y familias. Así, definimos siete ámbitos de reflexión, que pretenden abarcar los pilares básicos que definen toda escuela: 1. Método y contenidos. 2. El alumno que queremos. 3. El profesorado. 4. Valores. 5. Tecnología y recursos. 6. Espacios. 7. Familia y entorno.

De este modo, en torno a estos 7 ámbitos, se generaron diferentes dinámicas de trabajo tanto con todo el personal del centro, como con familias y alumnos. Estas dinámicas fueron asistidas por los AIP (Agentes Impulsores de Participación), los cuales, tras una preparación previa, animaron la reflexión y ayudaron a generar miles de ideas en torno a estos siete ámbitos.

 

  1. Recogida de ideas. Síntesis de las aportaciones.

La fase del sueño dio como resultado un total de 2713 ideas, gracias a la participación de 126 familias, 1780 alumnos y alumnas, y 136 profesores y empleados. Una vez recogidas todas ellas, se realizó un trabajo de síntesis en el que participaron tanto los AIP como el propio Equipo Directivo. Esta síntesis dio lugar a la publicación y presentación del segundo documento marcho de nuestro proyecto: “Un colegio por soñar”.

 

  1. MOCA: Un nuevo modelo pedagógico y organizativo.

Una vez concluida la fase de participación en la definición de “nuestro sueño”, era necesario traducir todas estas aportaciones en la construcción de un nuevo modelo pedagógico que vertebrara el planteamiento de escuela futuro al que aspirábamos. Así, era  necesario establecer una serie de principios que dieran coherencia a las actuaciones posteriores, el cual debía sostenerse en 4 pilares fundamentales.

El primero de ellos eran las aportaciones de la comunidad educativa en la tercera fase. Estas ideas debían darnos luz sobre aquellos aspectos que “nuestros profesionales” y “nuestros clientes” consideraban esenciales en colegio jesuita del S. XXI.

Sin embargo, era necesario tamizar todas ellas bajo un segundo filtro: el de la propia Pedagogía Ignaciana. Nuestro nuevo modelo de escuela no puede ni debe desviarse, lo más mínimo, de aquello que nos une y nos define: el ser un colegio de la Compañía de Jesús inspirado en tradición y en la historia de la espiritualidad y pedagogía ignacianas.

Además, un tercer pilar de este nuevo modelo debía ser la literatura científica, tanto teórica como empírica, sobre la que poder justificar estos principios. Si teníamos ya claro el horizonte al que nos dirigíamos, sólo debíamos encontrar los medios que la investigación había puesto como más eficaces para alcanzarlo. Este nuevo modelo de escuela no podía ser fruto de la precipitación, de las modas, de los instintos o de las intuiciones. Así que una adecuada fundamentación desde los principios de la psicología, la didáctica y la sociología, debía estar presente antes de plantear cambio alguno.

Por último, debíamos conocer los resultados que experiencias similares había ofrecido en otros centros, sus fortalezas, sus debilidades, sus amenazas y sus oportunidades. Y es que no podemos decir que en nuestra nueva andadura vayamos a hacer algo que nunca haya hecho nadie. El secreto, quizá, de nuestro proyecto no radique tanto en su novedad, sino en sus procesos de preparación y ejecución, fundamentación y evaluación, que tratan de dar al mismo una estructura sólida, coherente e integrada.

Con todo ello nace el “MOCA” (Modelo Centrado en el Alumno). Una nueva forma de entender y de plantear el proceso de enseñanza-aprendizaje.

 

  1. Concreción en los diferentes modelos de etapa. Preparación de la implantación.

A continuación, este nuevo modelo debía concretarse en un marco organizativo y curricular concreto adaptado a la evolutiva, las necesidades y la idiosincrasia de cada una de las etapas del centro. De este modo se constituyeron tres equipos de trabajo (uno por etapa) que debían profundizar en la concreción del modelo. Además, estos profesores constituirían el equipo de tutores que comenzaría con su implantación.

El primer paso para el nuevo diseño pasaba por el análisis, selección y distribución de los contenidos prescriptivos de cada etapa de acuerdo a la normativa vigente, el cual fue realizado por cada uno de los claustros de etapa. Como señalamos en la justificación del modelo, este paso previo es especialmente importante por dos motivos: Uno, porque el trabajo por proyectos puede tener como debilidad el alejamiento de los contenidos marcados prescriptivamente; y, dos, porque éste requiere un ritmo de aprendizaje (al menos de los contenidos más de tipo conceptual), más lento. Todo ello con el objetivo de asegurar que, independiente de los medios y las metodologías utilizadas, se cumplen los fines y las metas establecidas.

A continuación, se comenzó con el trabajo de preparación de los equipos de profesores que asumirían la docencia de los nuevos cursos en Vein21uno (Infantil 3 años y 4º de Educación Primaria, para ir creciendo a curso por año). Así, durante dos años, y tras un tiempo de profundización y formación en las características e implicaciones del nuevo modelo, preparan el diseño curricular de los proyectos de trabajo a desarrollar y las programaciones didácticas de cada uno de ellos.

 

  1. Evaluación, control y seguimiento de la implantación. 

Como cualquier proceso de cambio, es necesario que antes del proceso de implantación de Vein21uno, el centro disponga de un procedimiento de evaluación y control que garantice que los nuevos cursos van alcanzando los objetivos propuestos. Por este motivo, los dos años anteriores a la implantación progresiva en cada uno de los cursos se evalúan diferentes ámbitos tanto en los alumnos, como en profesores y familias, para poder llevar a cabo un análisis pretest-postest con el que evaluar la eficacia del nuevo proyecto. Estos instrumentos, además del Nivel de Competencia Curricular del alumnado, recogen datos referidos a otras dimensiones como la Motivación y Esfuerzo de los estudiantes, el Nivel de satisfacción con los aprendizajes adquiridos, el Nivel de satisfacción con el centro o el Nivel de satisfacción con el trabajo del profesor

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